Con los ojos pintados de ayer,
con la boca borrada de amar,
los tacones vestidos de noche
y un bolso que inventa el mañana,
resucita a la muerte cotidiana
en las calles de la nostalgia.
En las manos olor de pecado,
de aquellos ajenos que nada le dieron.
Caminan sin prisas sus huellas tranquilas,
buscan las esquinas
que sacian el hambre, de sueños cobardes.
Pago adelantado,
por si algún abrazo
queda del pasado,
mientras teje el ahora
en los ratos que llora.
No comparte almohada
y sabe decir GRACIAS
pero es de nada, la palabra adecuada.
Desnuda bordea las lunas,
y está en su falda de capa,
la salvación del pirata.